Antes de salir de casa, tomé las monedas que ayer había
dejado sobre el tocador, eran algunas, como es de esperar, de baja o bajísima
denominación (mexicanmoney) comparadas con las de otros países, ¡Pero eso que
importa!, lo que importa será su destino. No pensé lo que estaba haciendo, ya
que esa era la rutina de todos los días. Pues bien, salí de la casa y aparté
las monedas para el vecino alegre, ese que anda en las nubes y pide apoyo para
seguir volando (ya sea con “MaryJuana”, con “Coca la ina”, con “Cristal” o con
alguna “Analfabetamina” que consigue por ahí) ¡Pero eso sí!, pide después de barrerme
la calle o limpiar el carro.
Me subí al carro y salí a mis tareas rutinarias (al mercado,
el banco, retacería etc.), llegué al primer alto y rápido llegó la señora de
edad avanzada, a entregarme el periódico, que mi marido lee al llegar de su
trabajo. Le pagué su importe y le di
unas monedas por su atención. Llegué dos
altos más y estaban los de las unidades de apoyo, (los mismos de toda la vida) pidiendo
cooperación para lo que se les ocurrió ese día, pensé -¡Ahora no les toca!-, seguí
más adelante y llegué al primer semáforo, estaban ,por un lado, el “viejito” de
50 años pidiendo para sus “medecinas”, detrás de él, la señora cargando un niño en su reboso y todavía atrás,
un puñado de chamaquitos, pidiendo apoyo para su torneo de futbol, pues saldrían
a jugar al pueblo vecino. En el siguiente semáforo ,me abordan las personas del
centro de rehabilitación, y los jóvenes maromeros que hacen sus movimientos de contorción,
con una música muy rara. En el siguiente semáforo, están los limpiavidrios, llenos de tatuajes. con cara de
asustados y sudorosos. Que llegan y te embarran el vidrio y si les dices que no
lo hagan, casi de coraje te dejan todo embarrado el carro. Además, están los traga fuegos,
¡Dios mío , que está pasando!, algo no entiendo bien. Llegué al mercado y tuve unos minutos de tranquilidad. Pero al estar en la caja, una vez más me doy cuenta, que tengo que seguir la rutina. Me dice la cajera ¿Quiere redondear su cambio?, si digo que "NO", me siento acosada por los clientes de la fila detrás de mí, así, que digo "SI", con todo mi coraje. Después, inevitablemente, saco de mi monedero unas monedas, para dar a la persona, que me empacó la mercancía y la colocó en el carrito.
Llego a mi carro y tengo atrás de mi, otra persona, esperando que le dé una moneda y llevarse el carrito del mercado. Me subí al carro y con las manos al volante, incliné la cabeza hacia adelante y pensé: perdóname Señor. Y arrepentida por mis negros pensamientos, fui a la Iglesia, llegué ya iniciada la misa. De pronto, aparece una señora con una canasta pidiendo limosna, le di unas monedas y pensé: ¡Aquí también me encontraron!. Salí rápidamente, me subí al carro y como por arte de magia, llegó un honorable servidor de tránsito, diciéndome, señora, su carro está en zona prohibida, aquí solamente los que vienen a misa los domingos y son devotos, se pueden estacionar, pero por ser su primera vez. le acepto para las sodas y se puede ir.
¡Dios mío , que está pasando!, algo no entiendo bien. Llegué al mercado y tuve unos minutos de tranquilidad. Pero al estar en la caja, una vez más me doy cuenta, que tengo que seguir la rutina. Me dice la cajera ¿Quiere redondear su cambio?, si digo que "NO", me siento acosada por los clientes de la fila detrás de mí, así, que digo "SI", con todo mi coraje. Después, inevitablemente, saco de mi monedero unas monedas, para dar a la persona, que me empacó la mercancía y la colocó en el carrito.
Llego a mi carro y tengo atrás de mi, otra persona, esperando que le dé una moneda y llevarse el carrito del mercado. Me subí al carro y con las manos al volante, incliné la cabeza hacia adelante y pensé: perdóname Señor. Y arrepentida por mis negros pensamientos, fui a la Iglesia, llegué ya iniciada la misa. De pronto, aparece una señora con una canasta pidiendo limosna, le di unas monedas y pensé: ¡Aquí también me encontraron!. Salí rápidamente, me subí al carro y como por arte de magia, llegó un honorable servidor de tránsito, diciéndome, señora, su carro está en zona prohibida, aquí solamente los que vienen a misa los domingos y son devotos, se pueden estacionar, pero por ser su primera vez. le acepto para las sodas y se puede ir.
Me quedé pensando cómo es la vida, en sus cambios e
interpretaciones según sea el caso.
Por ejemplo:
En la iglesia o cuando
le damos dinero a una persona humilde. es
LIMOSNA
Si son deportistas, o
de centros de rehabilitación. son APOYOS
Si son para
instituciones de cruz roja, azul o del color que sea, son DONACIONES
Si es para la escuela de los chamacos, es COOPERACIÓN
VOLUNTARIA
Si es para los de tránsito. es MORDIDA
Si es para algún
servicio. es MOCHADA O IGUALA
y así por decir
algunos casos.
Pero el punto es, que inconscientemente, estamos condicionados a que cada día , al menos uno de estos casos, requiere algo de nuestras monedas o díganme que no, y verán que en su monedero, traerán menos dinero llegando a casa, que cuando salieron.
Pero el punto es, que inconscientemente, estamos condicionados a que cada día , al menos uno de estos casos, requiere algo de nuestras monedas o díganme que no, y verán que en su monedero, traerán menos dinero llegando a casa, que cuando salieron.
¿Qué hacer?, simplemente decir -No traigo, lo siento-. Y no porque tengamos el corazón de piedra, sino
porque simplemente, nuestra economía ya no nos lo permite. Y como dice alguien
por ahí, estas cosas existirán mientras sigan siendo negocio.
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HASTA LA PRÓXIMA
LA PATRUZKI
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