Me encontraba comiendo el otro día, en un
restaurante chino. Y siempre me ha llamado la atención, aparte de su idioma, su
escritura, vi en la paredes, adornando
una sala del lugar, un gran cuadro, donde estaban escritas muchas palabras
según entiendo (pero no entiendo), con una serie de líneas y formas, que para mí
sería imposible descifrar. En eso, escuché el ruido del timbre que salió del mostrador y
rápido una persona oriental, recogió unos platillos y los llevó a una mesa. Posteriormente, se escuchó una vez más el sonido, y apareció una persona de
nuestra comunidad, y al igual que la otra, atendió el llamado. Fue ahí, donde
pensé en lo grandioso que es el ser humano. Y las muchas formas que ha desarrollado
para entablar su comunicación. Tomé el momento como un juego, y pensé: ¿que
diferencia pudiera haber, en el llanto de un niño ruso, de un japonés o un
argentino. Pues la naturaleza nos dice, que no importa las razas, el llanto es
el mismo y funciona. Salí del lugar , escuché el claxon de un carro y el brinco
lo dimos, tanto el gringo como el español, sabíamos que es un llamado de alerta.
A lo lejos, escuché el silbato de un barco, que avisaba su salida y este era un
llamado, para los tres mil turistas, sin importar el idioma o país de origen. Seguí
con mi oído atento y escuché las campanadas de la iglesia llamando a misa, pero
dije, quiero imaginar la naturaleza. Fue entonces, en que escuché los olas del
mar , las gaviotas peleando por su comida, al canto de los gallos al amanecer y
el cacaraqueo de las gallinas para despistar al predador cuando ponen un huevo,
las cabras con sus berridos pidiendo alimento en el corral. Y las comprendí sin
ningún problema. Así mismo, la cascada o la fuente de agua, el trueno del cielo,
los pasos de una persona, el golpe del martillo, el rodar de una roca, el
ladrido de los perros. En fin, todas ésas y miles de cosas más, las podemos
identificar sin ser poliglota. Y creo, que el sonido, es el medio de comunicación
universal. Y muchas veces, no nos damos cuenta de su importancia en la vida. Hay
que redescubrir ese lenguaje, que tenemos
tan olvidado y nos negamos inconscientemente a escuchar. Así, amigos míos, hay
que poner atención y volver a escuchar. Para disfrutar de tantas cosas bonitas
que tiene la vida.
Y conste
que no dije nada de los silbidos que se les hace a los políticos…
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HASTA LA PRÓXIMA
LA PATRUZKI
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