Una vez, recibí un citatorio para una junta del grupo de mi
hijo. El estaba en la secundaria y nos iban a entregar sus calificaciones, yo
me apuré en la mañana para mandar a mis hijos recién bañados, bien desayunados,
con todas sus tareas cumplidas. Después de andar un día anterior consiguiendo estampas y material para una
maqueta que tenía que entregar ése día, me sentía una súper mamá, bien
cumplidora con mis obligaciones de ama de casa y escolarmente con mis hijos.
Llegué puntualmente a la junta,
pero como es normal, algunas mamás llegan muy tarde. A lo mejor porque se les
ponchó el carro, tuvieron algún percance por el camino o simplemente porque
les vale madre disponer del tiempo de las demás personas. En fin, comenzó la
dichosa junta y nos entregaron las esperadas calificaciones, mi hijo tenía
ochos y nueves, perfecto, dije yo, no a todos los niños se les da obtener puros
dieces, por más que se esfuercen.
En eso estábamos, cuando entra una
fulana de la mesa directiva con un folder en la mano y dice:
-Hoy vamos a entregar unos
diplomas, a las mamás de los jovencitos que sacaron las más altas
calificaciones. Por su esmero y dedicación para con sus hijos y que gracias a
ellas obtuvieron tan buenas calificaciones-
¿¿¿¿¿¿¿¿¿Qué??????????????
Yo estaba sorprendida y enojada,
ya ni siquiera escuchaba lo que decía la "inche" fulana, volteaba para todos
lados para ver la cara de las demás mamás.
¡Que pasÖ, de qué me perdí!
¡Si los diplomas se los dan a los
alumnos!
Porque se los ganan por sus
propios méritos y empeño
¿A quién se le ocurrió “tan
brillante idea”?
Si la mayoría de las mamás, ponemos todo el empeño y estamos vigilantes que hagan sus tareas, y que sean
puntuales, y que se bañen, y que lleven
su uniforme bien planchadito, y, y, y…
Parecía loquita, miles de pensamientos pasaban por en mi cabeza. Cuando miré
hacia el frente, ya estaban 3 mamás recibiendo sus "diplomotas". ¡Habían mencionado
a cinco! Pero dos, ni siquiera estaban en la junta.
Me sentí decepcionada y
terriblemente enojada, lo que pasó después, fue como en cámara lenta, me levanté
como leona enfurecida, llegué hasta el frente, les arrebate sus diplomas, se los
rompí en la cara a la "inche" fulana y se los tiré a las patas. Miré a la maestra
de mi hijo y estaba sonriendo. Salí del salón, con el aplauso del resto de las mamás
“HUEVONAS E IRRESPONSABLES” ¡Como yo!
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HASTA LA PRÓXIMA
LA PATRUZKI
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