lunes, 25 de mayo de 2015

UN DIPLOMA DESMERECIDO



Una vez, recibí  un citatorio para una junta del grupo de mi hijo. El estaba en la secundaria y nos iban a entregar sus calificaciones, yo me apuré en la mañana para mandar a mis hijos recién bañados, bien desayunados, con todas sus tareas cumplidas. Después de andar un día anterior  consiguiendo estampas y material para una maqueta que tenía que entregar ése día, me sentía una súper mamá, bien cumplidora con mis obligaciones de ama de casa y escolarmente con mis hijos.
Llegué puntualmente a la junta, pero como es normal, algunas mamás llegan muy tarde. A lo mejor porque se les ponchó el carro, tuvieron algún percance por el camino o simplemente porque les vale madre disponer del tiempo de las demás personas. En fin, comenzó la dichosa junta y nos entregaron las esperadas calificaciones, mi hijo tenía ochos y nueves, perfecto, dije yo, no a todos los niños se les da obtener puros dieces, por más que se esfuercen.
En eso estábamos, cuando entra una fulana de la mesa directiva con un folder en la mano y dice:
-Hoy vamos a entregar unos diplomas, a las mamás de los jovencitos que sacaron las más altas calificaciones. Por su esmero y dedicación para con sus hijos y que gracias a ellas obtuvieron tan buenas calificaciones-
¿¿¿¿¿¿¿¿¿Qué??????????????
Yo estaba sorprendida y enojada, ya ni siquiera escuchaba lo que decía la "inche" fulana, volteaba para todos lados para ver la cara de las demás mamás.
¡Que pasÖ, de qué me perdí!
¡Si los diplomas se los dan a los alumnos!
Porque se los ganan por sus propios méritos y empeño
¿A quién se le ocurrió “tan brillante idea”?
Si la mayoría de las mamás, ponemos todo el empeño y estamos vigilantes que hagan sus tareas, y que sean puntuales, y  que se bañen, y que lleven su uniforme bien planchadito, y, y, y…
Parecía loquita, miles de pensamientos pasaban por en mi cabeza. Cuando miré hacia el frente, ya estaban 3 mamás recibiendo sus "diplomotas". ¡Habían mencionado a cinco! Pero dos, ni siquiera estaban en la junta.
Me sentí decepcionada y terriblemente enojada, lo que pasó después, fue como en cámara lenta, me levanté como leona enfurecida, llegué hasta el frente, les arrebate sus diplomas, se los rompí en la cara a la "inche" fulana y se los tiré a las patas. Miré a la maestra de mi hijo y estaba sonriendo. Salí del salón, con el aplauso del resto de las mamás “HUEVONAS E IRRESPONSABLES” ¡Como yo!
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HASTA LA PRÓXIMA

LA PATRUZKI
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