sábado, 30 de mayo de 2015

EL LENGUAJE UNIVERSAL




Me encontraba comiendo el otro día, en un restaurante chino. Y siempre me ha llamado la atención, aparte de su idioma, su escritura, vi  en la paredes, adornando una sala del lugar, un gran cuadro, donde estaban escritas muchas palabras según entiendo (pero no entiendo), con una serie de líneas y formas, que para mí sería imposible descifrar. En eso, escuché  el ruido del timbre que salió del mostrador y rápido una persona oriental, recogió unos platillos y los llevó a una mesa. Posteriormente, se escuchó una vez más el sonido, y apareció una persona de nuestra comunidad, y al igual que la otra, atendió el llamado. Fue ahí, donde pensé en lo grandioso que es el ser humano. Y las muchas formas que ha desarrollado para entablar su comunicación.  Tomé el momento como un juego, y pensé: ¿que diferencia pudiera haber, en el llanto de un niño ruso, de un japonés o un argentino. Pues la naturaleza nos dice, que no importa las razas, el llanto es el mismo y funciona. Salí del lugar , escuché el claxon de un carro y el brinco lo dimos, tanto el gringo como el español, sabíamos que es un llamado de alerta. A lo lejos, escuché el silbato de un barco, que avisaba su salida y este era un llamado, para los tres mil turistas, sin importar el idioma o país de origen. Seguí con mi oído atento y escuché las campanadas de la iglesia llamando a misa, pero dije, quiero imaginar la naturaleza. Fue entonces, en que escuché los olas del mar , las gaviotas peleando por su comida, al canto de los gallos al amanecer y el cacaraqueo de las gallinas para despistar al predador cuando ponen un huevo, las cabras con sus berridos pidiendo alimento en el corral. Y las comprendí sin ningún problema. Así mismo, la cascada o la fuente de agua, el trueno del cielo, los pasos de una persona, el golpe del martillo, el rodar de una roca, el ladrido de los perros. En fin, todas ésas y miles de cosas más, las podemos identificar sin ser poliglota. Y creo, que el sonido, es el medio de comunicación universal. Y muchas veces, no nos damos cuenta de su importancia en la vida. Hay que  redescubrir ese lenguaje, que tenemos tan olvidado y nos negamos inconscientemente a escuchar. Así, amigos míos, hay que poner atención y volver a escuchar. Para disfrutar de tantas cosas bonitas que tiene la vida.
 Y conste que no dije nada de los silbidos que se les hace a los políticos…

.....................................
HASTA LA PRÓXIMA

LA PATRUZKI
si te gusta, compártelo con tus amigos

lunes, 25 de mayo de 2015

UN DIPLOMA DESMERECIDO



Una vez, recibí  un citatorio para una junta del grupo de mi hijo. El estaba en la secundaria y nos iban a entregar sus calificaciones, yo me apuré en la mañana para mandar a mis hijos recién bañados, bien desayunados, con todas sus tareas cumplidas. Después de andar un día anterior  consiguiendo estampas y material para una maqueta que tenía que entregar ése día, me sentía una súper mamá, bien cumplidora con mis obligaciones de ama de casa y escolarmente con mis hijos.
Llegué puntualmente a la junta, pero como es normal, algunas mamás llegan muy tarde. A lo mejor porque se les ponchó el carro, tuvieron algún percance por el camino o simplemente porque les vale madre disponer del tiempo de las demás personas. En fin, comenzó la dichosa junta y nos entregaron las esperadas calificaciones, mi hijo tenía ochos y nueves, perfecto, dije yo, no a todos los niños se les da obtener puros dieces, por más que se esfuercen.
En eso estábamos, cuando entra una fulana de la mesa directiva con un folder en la mano y dice:
-Hoy vamos a entregar unos diplomas, a las mamás de los jovencitos que sacaron las más altas calificaciones. Por su esmero y dedicación para con sus hijos y que gracias a ellas obtuvieron tan buenas calificaciones-
¿¿¿¿¿¿¿¿¿Qué??????????????
Yo estaba sorprendida y enojada, ya ni siquiera escuchaba lo que decía la "inche" fulana, volteaba para todos lados para ver la cara de las demás mamás.
¡Que pasÖ, de qué me perdí!
¡Si los diplomas se los dan a los alumnos!
Porque se los ganan por sus propios méritos y empeño
¿A quién se le ocurrió “tan brillante idea”?
Si la mayoría de las mamás, ponemos todo el empeño y estamos vigilantes que hagan sus tareas, y que sean puntuales, y  que se bañen, y que lleven su uniforme bien planchadito, y, y, y…
Parecía loquita, miles de pensamientos pasaban por en mi cabeza. Cuando miré hacia el frente, ya estaban 3 mamás recibiendo sus "diplomotas". ¡Habían mencionado a cinco! Pero dos, ni siquiera estaban en la junta.
Me sentí decepcionada y terriblemente enojada, lo que pasó después, fue como en cámara lenta, me levanté como leona enfurecida, llegué hasta el frente, les arrebate sus diplomas, se los rompí en la cara a la "inche" fulana y se los tiré a las patas. Miré a la maestra de mi hijo y estaba sonriendo. Salí del salón, con el aplauso del resto de las mamás “HUEVONAS E IRRESPONSABLES” ¡Como yo!
.....................................
HASTA LA PRÓXIMA

LA PATRUZKI
Si te gusta, compártelo con tus amigos

jueves, 21 de mayo de 2015

EL CARRITO DEL SUPERMERCADO




Cada semana, como cosa rutinaria e inevitable, tengo que acudir a la compra de los víveres al mercado. Afortunadamente, en la localidad tenemos un buen número de ellos, unos chicos, otros grandes, unos caros, otros también, unos limpios y los otros no tanto. En fin, es parte de nuestro comercio local. Puedo encontrar productos frescos: unos, por su reciente llegada de los campos y ,otros, por el poco tiempo que tienen descongelándose. Pero ni modo, que podemos esperar, si  para producir en nuestro país parece un pecado, la situación está cada vez más difícil. Bueno, no es ése el caso del escrito, sino  el de mis idas semanales al  mercado.
Pues el otro día, agarré mi lista del mercado y salí con la mejor de las intenciones  de hacerlo en corto tiempo, sin incidentes como suelen suceder. Para empezar, llegué buscando un estacionamiento lo más cercano posible a la salida del mercado, no porque no me guste caminar y aprovechar hacer un poco de ejercicio, sino porque el estacionamiento de los mercados (algunos),  regularmente  cumplen con las normas municipales de tener un bache cada  metro de distancia,  de tamaños y formas variadas. Pero ¡al fin! si logré mi cometido. El paso siguiente es agarrar un  carrito, que por lo general, son acomodados por los acomedidos de los mercados, en formas de trenecitos, y lo hacen de una manera, que casi los sueldan unos de otros. Y cuando uno llega rápidamente, para regresar a la casa en el menor tiempo, (pues los frijoles quedaron en la lumbre), casi se descuadra uno al tratar de halar un carrito, y parece broma pero nadie se acomide a ayudar. Hasta parece ser que en su mente dicen:  "¡ándele por ojete, porque casi no nos dan propina!", en fin, después de varios jalones, se logra separar  un carrito y para mi mala suertetiene las llantas todas bailarinas. Lo empuja uno para avanzar por el pasillo y parece caballo playero, agarra para donde se le antoja o de repente se frena bruscamente, y que con el impulso que llevamos, por poco y nos subimos con la inercia. Al poco rato logramos domar al carrito, así que ponemos la  verdura en una esquina, las latas en otra, las carnes con una bolsa adicional para que no escurran,  los detergentes y productos de limpieza en la parte de abajo y seguimos. Me encuentro a la comadre entre los pasillos, y platicando, me llama la atención, su mirada hacia la parte baja de mi carrito. Y me dice con  voz baja, -comadre, traes un desmadre tirando todo el jabón de polvo y algun líquido-. Pues resulta que se agujeró la bolsa  y parece ser que el suavisante, o se rompió la tapa, o alguien destapó para oler su fragancia y va tirándose por todo  el pasillo.
 ¡Trágame tierra!  Mugre carrito, (conste que le digo carrito todavía) agarré el jabón y el suavitel y lo dejé discretamente a un lado.
Le dije: -gracias comadre, saludos a los niños y al compadre, ¡nos vemos!-.  Seguí rápidamente, queriendo llegar a la caja, para pagar y retirarmepues como ya dije "dejé los frijoles en la lumbre". En mi retirada, escogí un pasillo que estaba libre, pero como de costumbre, se atraviesa una de esas señoras  que abarcaba medio pasillo con el carrito atravesado.
En la torre, ni modo de tratar de pasar, pues era imposible, me doy vuelta y allá a final del inmenso pasillo, ya estaba el clásico acomodador de mercancía, con su tiradero de cajas (parecía que venía atrás de mí), pero ni modo, por aquí si puedo pasar. Pero no contaba, que a mi carrito  le volvió lo bronco, con un frijol que agarró la llanta  un rechinadero y tumbadero de cosas que hice, pero logré salir.
Llegué a la caja, descargué mi mandado y pasé el carrito, para que el acomodador pusiera la mercancía, una vez esté pagada. Como es de esperar, el señor acomodó a su entender la mercancía en bolsas (toda revuelta). Pero ya no quería entretenerme, quería ir a ver mis frijoles. Salí como pude empujando el carro rebelde (ya me estoy enojando) y después de pasar por varios baches, llegué a mi carro. Detrás de mí, llega una persona y dice -¿ le ayudo a acomodar su mercancía? y pensé, "móndrigo" porqué no te ofreciste para manejar el "inche" carro,  si viste como venía batallando entre tanto bache. Logré por fin, subir mi mercancía con las manos temblorosas, los dientes rechinando por las vibraciones del "inche" "uto" carrito y con las muñecas adoloridas.
Pensé, seria bueno tener un manual de buen manejo de carritos de mercado. Pero son cosas, como muchas en la vida, que uno las tiene que aprender con la experiencia, por eso quiero sugerir algunas recomendaciones.
1.- Revisar el estacionamiento del mercado, que sea liso y no tenga baches.
2.- Agarrar un carrito de preferencia que esté solo, no trepado como trenecito
3.- Revisar que ruede correctamente y gire con facilidad (como si lo fueras a comprar)
4.- Que este completo y no con partes vencidas o rotas.
5.- Que esté limpio.
6.- Decirle a uno de los acomodadores del estacionamiento que lleven el carrito hasta el carro, de todos modos, siempre se les da  unas monedas.
Espero que estos consejos les sirvan para su próxima ida al mercado. Suerte.

.......................................
HASTA LA PRÓXIMA
LA PATRUZKI
Si te gusta, compártelo con tus amigos

lunes, 18 de mayo de 2015

MI ENCUENTRO CON EL FANTASMA DE UN GENERAL




Hace algunos años, nos fuimos a vivir por un tiempo a un pueblo de Chihuahua. Con su calle principal llena de árboles de nogal por los dos lados, que en el verano están verdes  llenos de hojas y en el invierno parecen estar secos,  sin hojas y blancos por la nieve.


Nosotros llegamos en verano y el pueblo se miraba bellísimo.
Como en el pueblo no había periódico, se me ocurrió hacer una revista semanal y nos pusimos a buscar una casa en renta. Que estuviera amplia, para destinar un cuarto sólo para la revista.
Caminando por la calle principal,  miré una, que solo al verla por fuera me gustó, era en un segundo piso, con dos ventanales al frente. Pregunté en las casas vecinas y me dijeron, que era de una ancianita que vivía en el primer piso, pero que nunca la había querido rentar, que me olvidara de ella. Pero como soy muy terca y me gustó tanto, fui a preguntarle.
Toqué la puerta, alguien me contestó - Esta abierto, pasa- entré despacito y la miré  acostada en una cama antigua de metal, era una ancianita muy bonita, blanca y sonrosada de sus mejillas. Me presenté, le platiqué un poco sobre mi vida y de mi proyecto de la revista. Así que le pregunté si me podía rentar la casa, se me quedó viendo un rato y sonriendo me dijo
-A ti si te la voy a rentar-
Casi brinco del gusto, pero me aguanté. La ancianita sacó unas llaves de un buró que tenía por un lado y me las entregó, yo estaba un poco incrédula , le pregunté cuánto costaría la renta, volvió a sonreír y me contestó.
-Tu no te preocupes, te la voy a rentar en 300 pesos (en ese tiempo las rentas estaban como a 1500 pesos), y si te hace falta algún mueble, aquí tengo muchos-.
Le di las gracias y salí volando, saltando como chapulín, a buscar a mi marido, que estaba en la casa de su familia.
Fuimos a verla inmediatamente, yo estaba emocionadísima, y no me equivoqué. Era una casa hermosa con tres recámaras, sala, cocina, comedor, estancia, cuarto de lavar, 2 baños (uno en el cuarto principal amplio y con tina y el otro a un lado del cuarto de lavar) por último, una terraza en la parte de atrás.
Para esa noche ya estábamos instalados en nuestra "mansión". (Fácil, pues casi no teníamos muebles)
En la estancia, acomodé mi computadora y una copiadora  grande que renté para sacar el  “tiraje” de mi revista, así que  todo quedó listo para iniciar mi gran proyecto.
Al día siguiente, fui a las casas comerciales, para pedir su patrocinio para poner anuncios. A donde quiera que llegaba me recibían con beneplácito, les agradaba la idea que elaboráramos una revista.  También fui a concertar citas: en el municipio, la unión ganadera, comisión del agua etc; para hacer entrevistas
Los fines de semana asistíamos a las bodas, bautizos y cumpleaños. Mi hijo, que ya estaba en la reparatoria era el fotógrafo.
Tuvimos la fortuna de asistir al certamen de señorita Chihuahua, en una hacienda cercana al pueblo, fue una experiencia maravillosa.
Todo estaba perfecto, transcurrió un mes y fui a pagarle la renta a la ancianita. La encontré enferma,y me platicó que la señora que le ayudaba, nomás iba dos veces por semana, así que no había ni desayunado.
Me preocupé mucho, me fui rápido a prepararle desayuno. Le dije a mi hijo que bajara conmigo, para que le acomodara el teléfono, en el buró que tenía al lado de su cama.
Me quedé con ella hasta que terminara de desayunar y que mi hijo le pusiera el cableado para el teléfono, la ancianita miraba con amor a mi hijo y me dijo -Que hijo tan bueno tienes.-
Le di las gracias y le dije a la ancianita, que cuando se le ofreciera algo me hablara por teléfono, le dejé apuntado mi número  y nos fuimos.
Frecuentemente, cuando hacía la comida le preparaba un plato y bajaba a llevárselo. Así pasaron unos meses. Hasta que un día, que mi marido había salido fuera de la ciudad,  me empecé a sentir muy mal en la noche, tenía mucha temperatura y en mi delirio, miraba a un señor muy alto, con uniforme color kaki y un sombrero redondo, como los que usaban los sheriffs de Estados Unidos. Toda la noche lo miré dar vueltas a la cama.
A la mañana siguiente, al levantarme,  pensé que todo había sido un sueño y no le tomé importancia, porque yo no creía en fantasmas.
Después de unos días, estábamos reunidos mis hijos y yo platicando en la sala. Mi hija más grande, me dijo que en las noches, sentía como que alguien se sentaba en su cama, pero que al abrir los ojos no miraba a nadie, entonces mi hijo comentó, que no me quería decir, pero que había visto a un señor grande, con uniforme y botas negras, mi niña mas chica nos contó que un día, cuando estaba durmiendo en la tarde ,al despertar lo había visto por la ventana en la terraza.
 Traté de tranquilizar a mis hijos, les dije que se lo estaban imaginando (claro que no me creyeron) y que no lo comentaran con nadie, para que no dijeran que estábamos locos
Pasaban los días y de vez en cuando lo mirábamos, pero tratamos de ignorarlo, al fin y al cabo, daño no nos hacía.
Un día fue un hermano de mi esposo a visitarnos, estábamos en la cocina  tomándonos unas cervecitas, cuando nuestro fantasma pasó por la puerta de la sala 
¡Achis  achis! - dijo mi cuñado – Pos qué fue eso-
Corrió a asomarse a la sala y ya no vio a nadie
-¡Nombre!  ¡Si era el General!-
Regresó a sentarse y nos platicó, que en ésa casa vivió un General, que era el papá de la ancianita que vivía abajo, y que se comentaba en el pueblo que miraban su fantasma, pero que él nunca había creído en esos cuentos.
Ya no quiso quedarse y se fue asustadísimo.
Les dije a mis hijos que seguramente el General nos estaba cuidando. Nunca tuvimos miedo y nos acostumbramos a verlo de vez en cuando, en diferentes lugares de la casa.
Una noche, mis hijos mayores que dormían en los dos cuartos de enfrente, salieron asustados, porque el General los había despertado.Y en el preciso momento, en que mis hijos terminaron de contarme lo que les pasó, empezamos a oír que estaban apedreando la casa. Yo pensé que eran represalias, porque había publicado un artículo en la revista, sobre algunas personas que trabajaban en el Municipio, que no les era muy favorable. Ya me habían comentado que me iban a llamar la atención, pero no me importó. En eso estaba pensando, cuando una piedra grande entró al cuarto de mi hija, rompiendo unos de los ventanales, cayendo los vidrios en la cama, nos agazapamos en un corredorcito que separaba los cuartos y la sala. Llamamos a la policía y ahí estuvimos hasta que se detuvieron las pedradas. Después nos enteramos que había sido un pleito entre pandillas. 
Cuando ya estábamos tranquilos comentando el incidente,  llegamos a la conclusión, que en verdad el General nos cuidaba.
Nos fuimos después de un año del pueblo, por cuestiones de trabajo de mi esposo , al tiempo,  me enteré por una amiga, que la ancianita no quiso rentarle la casa a nadie y murió como a los dos años de que nos fuimos de ahí.
Siempre recordaré ese año que vivimos en ese pueblito, mi revista, y que tuvimos el privilegio  de tener un encuentro con el General

......................................
 HASTA LA PRÓXIMA
LA PATRUZKI
Si te gusta, compártelo con tus amigos