Un día, fuimos de campamento a la
playa, con unos compadres y unos amigos que venían de Estados Unidos.
Llevábamos todo lo necesario, la
comida, una casita de campaña, (de ésas
de militar de color verde, que son bien pesadotas, y que se arman con tubos metálicos),
la parrilla para cocinar con leña, las
cazuelas más viejas, las cañas de pescar con sus curricanes. Y todas las demás chácharas
que se ocupan para un campamento
A mis hijos, un niño de 5 años, y una niña de 4,
les traía unos juguetes, un camión de volteo y los clásicos baldecitos con su palita, para jugar en la
arena.
¡No ocupaban más, para divertirse en la playa!
Después de 7 horas de camino, ¡Por
fin!, llegamos a la playa. Eran como las
4 de la tarde, buen tiempo para prepararnos para la noche.
Era una tarde cálida y el mar
estaba cristalino, los niños se bajaron felices a corretear por la playa.
Mi esposo y yo, acordamos ir
primero a juntar leña, para cocinar y para la clásica fogata de la noche. Le
dije a mi comadre que me cuidara a los niños.
Nos fuimos, y no tardamos mucho, porque
había mucha leña por las veredas y pronto llenamos la caja de la camioneta.
Cuando regresamos, ¡Ándale! …. ¡No
manches! … (Como dirían mis hijos)
Juan y Rosa (Que así se llamaban nuestros amigos de Estados Unidos).
Ya tenían una carpa instalada, 3
mesas largas, una estufa de gas, cazuelas nuevas. Y una mesa repleta de comida,
latas de frijoles, de elote, atunes, de chiles, cátsup, mostaza, mayonesa, sopas
instantáneas, ¡Bueno!, ya ni para que les digo, ¡Parecía que se habían traído
todo el mercado!
-Y me dije- Total, me adapto, no
soy tan difícil (Así, no sacaría mis cazuelas viejas)
Los niños estaban felices jugando
en la playa, mi niño, con su camioncito llenándolo de arena, y mi niña,
juntando caracolitos en su cubeta, cantando y bailando, en compañía de la niña
de mi comadre. Los niños de Juan y Rosa,
bajaban de su camioneta, cajas nuevas de “ transformers “,que eran los juguetes
de moda en los años 80s.
Mi hijo, los miró y frunció el
ceño, pero no dijo nada. Y siguió jugando con su camioncito, mirando de reojo a
los niños.
Miré hacia un cerrito cercano y Juan
ya estaba instalando un baño portátil, con paredes de plástico, que lo armó de
volada (Pensé-, Bueno, creo que ya no tendremos que ir al baño atrás de los
arbolitos-).
Las mujeres, nos pusimos a
preparar la cena en “nuestra maravillosa cocina”
Mientras, los niños de Juan y Rosa,
bajaban y bajaban “transformers” de su camioneta. Mi hijo, seriecito, pero con
una cara de enojo, -pensó- ¡Méndigos!
En eso, le grito a mi marido, (desde
mi maravillosa cocina)
-¡Gordo! dile a tu compadre que te
ayude a poner la casita de campaña-, y muy obedientes se fueron a cumplir mis órdenes,
¡Ja ja!
Al rato, nomás oíamos pujidos y
resoplidos, ¡Ándale compa, jálele ahí, agárrelo!, -Pos eso estoy haciendo-
(contestaba mi compadrito), ¡Ándele ponga el travesaño de en medio pa´ que no se
caiga la casita!
Después de casi 2 horas de
jalones y pujidos, terminaron de armar la casita. Y con la lengua de fuera, bien
asoleadotes se fueron a tomar unas merecidas cheves.
Mientras, Juan sacó otra caja de
su camioneta, era su casita de campaña, (la verdad, no sé donde traían tantas
cosas).
La abre, extiende la casita, saca
unas varitas de plástico bien livianitos como del grosor de un dedo, que al
extenderlos se arman solitos, ¡y en tres patadas quedo armada la “casita”!
¡ÓRALE! ……. Era una casota, con dos
recamaras grandes, una estancia de malla al frente, como de 2x2 metros.
¡ERA UNA MANSION!
Mi hijo, que era seriecito pero
no "nenejo", notó la diferencia y con paso pausado, le dio la vuelta a la casa,
(Ya para ese entonces no lo calentaba ni el sol). Pero era muy orgullosito y
miraba tirados aquí y allá, los juguetes de los “transformers”. Pero él, no
soltaba su camioncito
Más tarde, mi marido puso piedras en círculo, para poner
la fogata.
Ya que estaba prendida, todos nos
acomodamos alrededor a echar la platicada. Con unas varitas largas, nos
pusimos a asar bombones y salchichas.
De repente, los niños de Juan y
Rosa gritaban emocionadísimos
-¡Papi! ¡Papi! Es un ratón, es un
ratón-
Todos volteamos, y vimos unos
ratoncitos al pie del cerrito, cerca de donde estaba el bañito portátil,
Pa´ pronto, Juan tomó un balde,
corrió a su camioneta, y como si fuera "mago", sacó un "atrapa mariposas".
Fue hacia donde estaban los niños, agarró a
dos ratoncitos, los metió al balde
Y los trajo cerca de la fogata.
Sus niños felices, gritaban y
saltaban como chapulines.
En eso, mi hijo que ya estaba
harto, se acerca lentamente con las manitas en los bolsillos, se asomó al balde
y con aire de... "Ándale" ¡ya me los fregué!
- dijo inocentemente-
¡Hum! En mi casa tengo muchos de
ésos.
¡TRAGAME TIERRA!
sígueme en Fecebook y hasta la próxima.
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